Charles C. Ebbets, el fotógrafo de los rascacielos, sobre una viga a cientos de metros sobre el suelo, 

 

Hace tiempo alguien sabio me dijo: “cuando tengas miedo, transítalo”.

Así es, al miedo no hay que evitarlo ni temerlo, sólo transitarlo.

Esto es aceptarlo, en la forma en la que se exprese, en el cuerpo, la mente o la emoción. El miedo puede conllevar ansiedad, temblor, sudor, vértigo, timidez, inseguridad, bloqueo, duda, juicio, exigencia…

Miedo a decidir, a perder, a equivocarme, al abandono, al fracaso, a la enfermedad, a la soledad, a una nueva compañía, a ser herido, a herir, al cambio, a no ser visto, a ser visto, a mostrarme, al amor, a la vida, a la muerte, miedo al miedo… Son tantos los miedos que nos invaden…

Aceptar el miedo es la curación, es darse permiso para ser, es caminar con él hacia donde sea, descubrir que no hay nada tan terrible al otro lado del muro y que sólo hay lugares nuevos.

Es reconociendo el miedo como una parte nuestra, sin resistencias, que dejamos de ser el niño o la niña asustada y el hombre o la mujer exigente. Es así como el miedo deja de ser un enemigo al que temer, algo contra lo que luchar, algo oscuro que se apodera de uno/a; y se transforma en algo nuevo que habla sobre uno mismo, sobre lugares internos heridos a los que poder atender, abrazar y trascender, y nos da la oportunidad de sentir una fuerza interior que siempre ha estado, está y estará ahí…

Y es así cómo, paradójicamente, ¡sentimos nuestra valentía!.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Cómo hacerlo?

  • A través de nuestro cuerpo y la respiración: reconocer e identificar las sensaciones corporales que nacen del miedo como ansiedad, palpitaciones, bloqueo en el pecho, en el estómago, temblor, sudoración, tensión muscular, ganas de huir, frío, etc. y respirarlas con consciencia y amor, esto es, sin juicios. De esta manera los síntomas se aligeran y se reduce la intensidad y el malestar.
  • A nivel mental: observando qué pensamientos, creencias y juicios lo acompañan, como «no puedo, no soy capaz, me haré daño, me dañarán, haré el ridículo, voy a sufrir, fracasaré, me enfermaré»  y un largo etcétera. Esto permite no entrar en bucle y comprender que TÚ NO ERES ESOS PENSAMIENTOS.

Estas dos prácticas nos ayudan a transitar y gestionar el miedo y a que éste se diluya y deje de tomar el control sobre uno mismo.

En definitiva, dejar de evitar el miedo y atreverse a atravesarlo, nos ofrece información sobre nuestro carácter y forma de ser, y por tanto, nos ayuda a tomar consciencia, crecer y evolucionar y, por otro lado, a conectar con una parte más profunda de nuestro ser, donde reside la fuerza interior que nos puede sostener y en la que apoyarnos siempre que lo necesitemos.

Y recuerda, no hay emociones positivas ni negativas, todas son válidas y merecen ser atendidas.

El miedo nunca se quita. La cobardía, sí. La cobardía es miedo al miedo. El miedo es una brújula que indica el camino correcto.

Guillermo Borja.

¿Cuáles son tus miedos?. ¿Cuánto te bloquean o limitan?. ¿Qué evitas hacer por miedo?. ¿Cómo repercuten en tu vida?. ¿Cómo gestionas el miedo y la ansiedad?.

Espero que este artículo sobre el miedo te sea nutricio en tu vida cotidiana. Puedes comentarlo y compartir tus pensamientos ; ) : )

 

Me ofrezco acompañarte para que: aprendas a gestionar tus miedos, dejen de limitarte o bloquearte y vivas conectado con tu fuerza interior. Contacta conmigo.